jueves, 15 de octubre de 2009

Razón de Estado

En Petit Comite
Óscar Mario Beteta

2009-10-15•Acentos


La decisión del presidente Calderón de liquidar LFC deriva de una auténtica razón de Estado y se apoya en dos teóricos fundamentales: Aristóteles y Maquiavelo, presentes en la política, uno desde hace 2 mil 400 años, otro durante los últimos cinco siglos. En el war room, de donde salió la sentencia de muerte de esa empresa, no se la pudo armar mejor.
El estagirita se hace presente con su idea del todo y la parte, en la que aquél es el Estado; es decir, la sociedad en su conjunto, mientras ésta puede ser cualquier grupo que se le opone mirando sólo a su interés.
En el deber de conservar a la comunidad, el jefe de ésta no puede dudar: tiene que hacer lo que sea para realizarlo. Las leyes lo obligan; la moral lo compromete. Sólo entonces puede decirse de él que es un político, un estadista.
Por su parte, el florentino sugiere que para conservar un reino nunca se reconozcan límites. Su máxima de que “el fin justifica los medios”, es absolutamente moral cuando el Príncipe la emplea para proteger a sus gobernados del peligro. Es lo que hizo Calderón en el caso de LFC.
La naturaleza y el objeto del Estado y de los particulares son antagónicos e irreconciliables: uno debe procurar el bien común, otros buscan ventajas propias. Su coexistencia es imposible; uno debe perecer. La totalidad ética de aquél, obliga a cualquier acción para preservarlo.
En política, los actos del gobernante sólo se miden por el éxito de sus decisiones. Con Maquiavelo, es suficiente que “cuando un hecho lo acuse, el resultado lo excuse; y si éste es bueno, siempre se le absolverá”.
Para quienes atacan la decisión presidencial, los latinos sentenciaron, cuando pensaron separarse de los romanos, invocados por el padre del Estado moderno: “Más pertinente es a nuestras cosas determinar lo que hemos de hacer que lo que hemos de decir; fácil será, después de tomada la determinación, acomodar las palabras a los hechos”, lo cual ni siquiera es necesario en este caso, porque el brain trust oficial lo previó todo.
Y el SME, que quiere revertir la historia, debe recordar que en el gobierno hay plena conciencia de que, también con Maquiavelo, “para regir a la multitud, vale más la severidad que la clemencia”.
Sotto voce
Es loable que entre los aspirantes a presidir la CNDH, el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente haya decidido no figurar. Sin embargo, no sería extraño que, apartidista como es, pronto se le ofreciera hacerse cargo de una muy importante responsabilidad.

dikon2001@yahoo.com.mx

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